Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.
Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: "Qué linda es todavía."
Tú quizá pensarás: "Se está poniendo viejo"
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosa,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto
Irán pasando, como las hojas
Que caen de los arboles y
Parece que su vuelo va a hacerse infinito,
Hasta que lentamente van posándose
Sobre el suelo.
Pasarán los días, largos, o cortos,
Felices o tristes,
Y un día al mirar,
Una sombra se habrá apagado,
Y tal vez esa noche, mientras dormimos nuestra vida
Convirtamos ese recuerdo en un cuento
Que contaremos cada noche
para intentar no dejar atrás ese recuerdo,
para retener en nuestra mente,
aquello que un día perdimos sin decirle adiós,
sin llorar una lágrima,
porque se fue desvaneciendo
como lo hace el lápiz sobre el papel.
Y tal vez, una noche al pasear,
Miremos al cielo y al ver esa estrella brillar,
volvamos a envolvernos de magia
con el recuerdo de esta amistad.
No me dejes nunca que te diga adiós,
Deja que sea el tiempo
el que convierta rea vulgar despedida
en un adiós para siempre,
Deja que sea la distancia la que convierta ese espacio en infinito.
Pero no me digas nunca adiós,
Prométeme que siempre estaremos ahí
Aunque los dos sepamos que es mentira,
Simplemente para no verme llorar,
tu te acuerdes de mi y yo ya te haya olvidado.
1 comentarios:
Gracias a ti !!!
Tambien son textos rescatados del cajón de los recuerdos.
Pero no me canso de leer la primera...
Espero que os guste tanto como a mi.
Un besazo guapisimo
Publicar un comentario
Tus palabras son bien recibidas, ¡gracias!