Amor y palabras

Si el amor, como todo, es cuestión de palabras, acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.


Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.

Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.

Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.

Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.

Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

Poema de Luis García Montero



Bajo precio ...

Todos tenemos un instante en que
nos entra una tristeza pegajosa,
y la vida, quedándose al desnudo,
se nos muestra como algo sin sentido.

Frío de muerte llena las entrañas.
Pero, para vencerlo, golpeamos
sin fuerza apenas a las puertas de la memoria,
como quien va a una hermana de la caridad.

A veces, sin embargo, hay dentro de nosotros
tanta noche y es tanta la ruina,
que ayudarnos no puede la memoria,
ni la del corazón, ni la de la razón.

Se nos apaga el brillo de los ojos.
Y la conversación, los movimientos...
todo se apaga. Pero existe aún
la tercera memoria: la del cuerpo.

Que recuerden los pies
el polvo y el calor de la carretera,
la hierba fresca
cuando descalzos caminaban.

Que recuerde la mejilla con ternura
cómo, tras una riña, la consolaba
la agradable aspereza de la lengua
del perro, que todo lo comprende.

Que recuerde la frente, avergonzada,
cómo, bendiciéndola,
un beso la rozaba, apenas la rozaba,
descubriéndole toda la ternura de madre.

Que los dedos recuerden los pinos, el trigo,
y la lluvia casi imperceptible,
y el temblor del gorrión,
y las crines nerviosas del caballo.

Que los labios recuerden otros labios.
Hay hielo y fuego en ellos. Hay tinieblas y hay luz
Todo el mundo contienen, impregnado
de aroma de naranjas y de nieve.

Y entonces pedirás a la vida perdón.
y le dirás: “A ciegas te acusaba”.
Absuélveme del grave pecado
de mi absurda irritación.

Y si la maravilla de este mundo
es preciso pagarla
con un precio cruel,
no importa, yo lo acepto.

Pero ¿acaso el capricho del destino,
los golpes y las pérdidas,
son un precio tan alto por gozar
las maravillas que la vida ofrece?

Poema de Evgueni Evtuchenko

Reflexión

¿Por qué cantaría el poeta sin la angustia del tiempo,
sin esa fatalidad de que todas las cosas no sean para nosotros, como para Dios, todas a la par, sino dispuestas en serie y encartuchadas como balas de rifle, para disparar una tras otra?

Juan de Mairena de Antonio Machado.

En este teatrillo

En este teatrillo se acabo la risa,
Jugamos ahora
al juego de Callar.
A un lado quedaran los cuerpos,
al otro las ganas de ganar.

No se irán del todo
los recuerdos que criamos
no marchara para siempre
el ansia e vivir..

Solo una cama fría
solo un silencio
que aparenta ser fugaz
Pensamientos en otros mundos
El tiempo que se vuelve voraz,
devorando la pasión
acallando el corazon,
rompiendo en mil pedazos
el mundo deseado
que vence a la razón.

Una casa ya vacía
sin mantas ni manteles
sin almas ni quehaceres
sin ruegos ni preguntas
sin dioses sin quereres

Esto no es Poesía

En la vida a veces faltan sueños
sueños que nos hagan hombres
sueños que nos vuelvan a la niñez
sueños que compartir
sueños que nos digan que estamos vivos
sueños que nos hagan ser ambiciosos
sueños que nos hacen los  mejores
sueños que emocionen al pensarlos
sueños de vida, sueños de amor
Tu mi sueño.

Limpieza general

Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.

Vamos a hacer limpieza general
o, mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía,
para empezar a acumular de nuevo.

O vamos a prenderle fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.


Poema de Amalia Bautista

Muñoz Rojas: un traductor de gran transcendenciamuñ

Un libro compila las traducciones de poesía inglesa que realizó el antequerano durante casi treinta años.




EFE. MÁLAGA Las traducciones de poesía inglesa que realizó durante casi treinta años José Antonio Muñoz Rojas, y que tanto influyeron en la trayectoria del poeta antequerano y en la poesía española, han sido reunidas en el libro ´Pararnos y mirar. Traducciones de poesía inglesa por José Antonio Muñoz Rojas´, editado por el Centro Cultural de la Generación del 27.
 




Muñoz Rojas, fallecido el pasado 29 de septiembre a diez días de cumplir 100 años, tradujo poesía anglosajona entre 1934 y 1963, en unos años en que no era nada frecuente entre autores españoles, explicó el poeta Álvaro García, responsable de la edición que se presentó ayer en Málaga.
"El principal interés de esta recopilación es que estas traducciones, secretamente, fueron influyendo no sólo en el propio Muñoz Rojas, sino también, al ser España un país todavía en el que no era generalizado hablar inglés, en poetas de la Generación del 27 como Dámaso Alonso e incluso en algunos posteriores como Blas de Otero", añadió García.
El que fuera Premio Nacional de Poesía en 1998 y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2002 ejerció como lector de Literatura Española en la Universidad de Cambridge, con lo que "tomó contacto con otra cultura, y eso en la poesía española siempre ha sido fértil".
Eran años en los que en España no existía una teoría de la traducción, tan sólo el libro ´Miseria y esplendor de la traducción´, de José Ortega y Gasset, quien definía ésta como una tarea "melancólica".

Poesía espiritual.

Muñoz Rojas centró sus traducciones en poesía espiritual y religiosa, algo que le dio "mucho oxígeno", a juicio de Álvaro García. El poeta antequerano era un "creyente muy en lucha consigo mismo" en momentos de un "discurso católico muy lineal en España" y se encontró en estos textos con unos "poetas conversos al catolicismo, a los que no les había sido dado por obligación, y que lo habían recibido con frescura".
Por primera vez reunidas en ´Pararnos y mirar. Traducciones de poesía inglesa por José Antonio Muñoz Rojas´ se encuentran las versiones del poeta, cronológicamente las primeras al español de casi todos los poetas que recoge, de poemas de Eliot, de Thomas, o de Wordsworth.
Con la presentación de este libro, número 19 de la colección Estudios del 27, se dan por finalizados los actos de homenaje programados con motivo del centenario del nacimiento de Muñoz Rojas, que se cumplió el pasado 8 de octubre.



La opinión de Málaga

Poesía

En poesía me gusta la claridad, y es muy difícil buscarla.

En cambio la poesía hermética es más fácil de hacer, no tiene referencia y cualquier flecha que dispares va a a dar a alguna diana.

ANGEL GONZÁLEZ.

Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos...

«Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos,
se inclinan hoy con pesar bajo tus párpados oscilantes
porque nuestro amor declina».

Y responde ella:
«Aunque nuestro amor se desvanezca,
permanezcamos junto al borde solitario de este lago,
juntos en este momento especial
en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida.
¡Qué lejanas parecen las estrellas,
y qué lejano nuestro primer beso,
y qué viejo parece mi corazón!».

Pensativos caminan por entre marchitas hojas,
mientras él, lentamente, sosteniendo la mano de ella, replica:
«La Pasión ha consumido con frecuencia
nuestros errantes corazones».

Los bosques les rodeaban, y las hojas ya amarillas
caían en la penumbra como desvaídos meteoros,
entonces un animalillo viejo y cojo renqueó camino abajo.
Sobre él, cae el otoño;  y ahora ambos se detienen
a la orilla del solitario lago una vez más.
Volviéndose, vio que ella había arrojado unas hojas muertas,
húmedas como sus ojos y en silencio recogidas
sobre su pecho y su pelo.

«No te lamentes», dijo él, «que estamos cansados
Porque otros amores nos esperan,
odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable,
ante nosotros yace la eternidad,
nuestras almas son amor y un continuo adiós».



 William Butler Yeats

A mi amor

Cara beldad que, ausente,
amor me inspiras, o escondiendo el rostro
salvo que el alma ardiente
en el sueño tu sombra no sorprenda,
o en el campo en que esplenda
mas claro el día y la creación más pura,
¿acaso el inocente Siglo de Oro
colmaste ventura,
y eres en esta vida alado espíritu,
u ocultándote ahora suerte avara
para futuras horas te prepara?

Poder mirarte viva
mi corazón no espera,
sino en el día en que desnuda y sola
por nueva ruta a peregrina esfera b
marche mi alma. En el albor primero
de mi jornada incierta y tenebrosa,
te imaginé viajera,
por el árido mundo. Mas no hay cosa
que aquí se te asemeje, y aunque alguna
recordase tu rostro, nunca fuera
en actos y en palabras tan hermosa.

Entre tantos dolores
como a la vida humana ofrece el hado,
si verdadera y cual te pinta el alma
te amase algún mortal, para él sería
el vivir más preciado.
Bien claro veo que tu amor me haría,
cual en los verdes años, todavía
ansiar gloria y virtud. En vano el cielo
esquivo se mostrara a mis afanes;
que al lado tuyo este mortal camino
fuera un sueño divino.

Por los valles, que escuchan
del laborioso agricultor el canto,
y donde me lamento mientras huye,
el ilusorio y juvenil encanto,
y por las cumbres, en que evoco y lloro
los deseos sin fruto y de mi vida
la perdida esperanza, en ti pensando
comienzo a palpitar. ¡Ah si pudiera,
en el ambiente tétrico y nefando
del siglo, conservar tu imagen pura!
¡Ella sola endulzara mi amargura!

Si tú de las ideas eternales,
eres una, de aquellas que de formas
sensibles no vistió la eterna ciencia
ni entre caducos restos
soportan el dolor, de la existencia,
o si acaso en el cielo donde giras
otra tierra te acoge entre sus mundos,
y más bella que el sol próxima estrella
te alumbra, y más benigno éter aspiras,
desde aquí, donde llora aquel que vive,
de ignoto amante la canción recibe.



Giacomo Leopardi

Melancolía

Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.

Manuel Machado



...a veces, escarbo, hacia arriba, intentando buscar un poco de aire, pero la tierra que me cubre pesa demasiado...
...a veces, escarbo hacia dentro y me ahogo en mi, cansada de buscar una salida, desesperada en el grito "ciego".
...a veces, 
sólo a veces cuando alguien me piensa, respiro...
y se me aligera un poco el enterramiento.

Dentro

A veces recuerdo tu imagen
desnuda en la noche vacía,
tu cuerpo sin peso se abre
y abrazo mi propia mentira.
Así me reanuda la sangre
tensando la carne dormida,
mis dedos aprietan, amantes,
un hondo compás de caricias.

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.

Mi mano ahuyentó soledades
tomando tu forma precisa,
la piel que te hice en el aire
recibe un temblor de semilla.

Un quieto cansancio me esparce,
tu imagen se borra enseguida,
me llena una ausencia de hambre
y un dulce calor de saliva.

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.



Luis Eduardo Aute
Si la quieres oir pulsa aquí

Carta


Amor mío:

el tiempo turbulento pasó por mi corazón
igual que, durante una tormenta, un río pasa bajo un puente:
rumoroso, incesante, lleva lejos
hojas y peces muertos,
fragmentos desteñidos del paisaje,
agonizantes restos de la vida.

Ahora,
todo ya aguas abajo
-luz distinta y silencio-,
quedan sólo los ecos de aquel fragor distante,
un aroma impreciso a cortezas podridas,
y tu imagen entera, inconmovible,
tercamente aferrada
-como la rama grande
que el viento desgajó de un viejo tronco a
la borrosa orilla de mi vida.

Poema de Ángel González

TU, YO, MEZCLAS

Hay mezclas que nos complementan,
aires de otros - con forma de susurros - que nos arrancan de cuajo
las hojas sobrantes de los males que configuran nuestro otoño.
Compañías que nos hacen sentir más plenos
y aguas de bocas ajenas que nos matan la sed.

Hay poetas compartidos que añaden poesía
a la que ya dibujamos con nuestros besos,
palabras que son puentes con forma de versos
y abismos negros como el carbón
que dibujan , en nuestras caras, los restos de una encendida pasión.

¿Desemboca el río en el mar
o es el mar quien se cuela por el río
para regalarte la sal que se deposita en tu boca, al borde de nuestra cama?
¿Es el mármol quién hace la estatua
o es la estatua la que decide amoldarse a los deseos de quien trabaja ese mármol?

¿Dónde desembocas, amor?

Quizás nos hemos hecho mapa sin norte ni sur
tan sólo con las marcas que dibujan nuestro paisaje
lleno de palabras y silencios compartidos
sin esclavitudes ni dominios,
tan sólo con la forma de nuestros cuerpos escondidos
en el territorio conquistado bajo las sábanas.






Palabras de Ana, Tras leer a Benjamin Prado en  su poema mezcla.



MEZCLA

Tu vendaval y mis bosques.
Mis embalses y tus ríos.
Tu pleamar y mi arena.
Mi oasis y tu desierto.

Tu Paul Celan y mi Alberti.
Mi cóndor y tus montañas.
Tus puentes y mis abismos.
Mis llamas y tu carbón.

Como el río da en el mar
o el marmol llega a la estatua,
yo añado un Sur a tu Norte,
tú desembocas en mí.

Yo esclavo de lo que digo,
tu dueña de tu silencio:
así se fraguan las horas,
así se mueven los días.

Si pudiera decirte

EL tiempo dirá tan sólo: “ya te dije”
Sólo el tiempo conoce el precio que hemos de pagar;
Si yo pudiera decírtelo, te lo haría saber.

Si debiéramos sollozar cuando los payasos hacen su número,
Si debiéramos tropezar cuando tocan los músicos,
El tiempo diría tan sólo “ya te lo dije”.

No hay fortunas que predecir, no obstante,
Porque te amo más de lo que puedo expresar
Si pudiera decírtelo, te lo haría saber.

Los vientos deben venir de alguna parte cuando soplan,
Debe haber razones por las que las hojas se pudren;
El tiempo dirá sólo “ya te lo dije”..

Tal vez las rosas realmente quieren crecer,
Tal vez la visión quiere en verdad permanecer;
Si pudiera decírtelo, te lo haría saber.

Supongamos que los leones se levantaran todos y se fueran,
Y que todos los arroyos y los soldados huyeran;
¿Dirá el tiempo algo que no sea ya te lo dije?
Si pudiera decírtelo te lo haría saber.

Wystan Hugh Auden

Semillas para un cuerpo

NO NECESITO UN DIOS ...

No necesito un dios para creer en tí
un gigante dormido soñando el universo
un gnomo en cuyos ojos el bosque de la nada se refleje
no necesito un ser distinto del que forman
tus manos en las mías por enorme que sea
quizás por ser enorme y no caber
en nuestras manos un ser que exista demasiado
(ya tengo las montañas, los desiertos, los mares
que existen demasiado también y no me piden
que me postre a sus pies y les adore) para creer en tí
lo más pequeño es suficiente, tu misma ausencia vale
como un terrón, como la miel
de los atardeceres.


Poema de Jesús Aguado

*


He visto poemas salvar vidas,
sin que lo supieran,
ni los poemas,
ni las vidas.

Eduardo Milán.

Recursos Blog & Web

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"He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...

...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."

Pablo Neruda
(Chile, 1904 -1973)

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