Poemas Inmorales

Me descubro nervioso

    Terriblemente excitado,

        Deseoso de llegar y encontrarte.

Me descubro fantaseando

    Si por fin saldrá lo que siempre

        Sentí que vivía dentro de ti

Fantaseo con vuestro cuerpo desnudo

    Arrodilladas, entregadas

        A mis más lubricas necesidades

Fantaseo con tu mano manejando

    La cabeza de esa otra mujer

        Que deseas entregarme

Fantaseo con mi placer,

    Con tu mirada sumisa

        Tomando mis deseos como ordenes

Fantaseo con no tener que hablar

    No decir nada que no sean miradas

        Y sentir que hoy entiendes todo

Que sientes que todo lo pasado

    Por fin tiene un sentido

        Que no hay más remedio que aceptarlo

Que sientes que esto

    Es solo el principio

        De tu/mi/nuestra felicidad

Monólogo


Otra vez buenas noches.
Hazme un hueco en mi cama,
un lugar junto al sueño
entre las sábanas lúbricas del silencio.

He pasado la tarde leyendo a Girondo,
contemplando la lluvia detrás de las ventanas
caer como plumas calladas del otoño.

Las arañas ya duermen
en los turbios rincones
de esta casa sin muebles,
y yo vengo dichoso,
y me pesan los ojos.

Sigue sonando la lluvia
y hay goteras antiguas
detrás de las cortinas;

un tambor de pétalos empapando la tierra.


Soy feliz como un viernes al abrigo de un puerto,
como un libro plagado de palabras brillantes.

Mañana, ya mañana,
seguiré esperando no sé qué, esa espera
interminable del huérfano de suelo,
del viajero del tiempo
que ignora su destino.

Ya no sé si soy yo
o el fantasma oxidado de mi nombre en el agua
quien pronuncia estas palabras huérfanas.

No me apagues la luz,
soledad. Buenas noches.


Poema de Juan José Vélez Otero.

Natural

Susurra el árbol, la razón entiende:
nada es el norte o el sur sino aquello que
el corazón elige, ni el objeto
es el amor sino el amor
todo en sí mismo, porque viejo o joven
hermoso es el tiempo de la luz,
como natural es el paisaje
o por libre la voluntad es fuero


Francisco Galvez, Poeta Cordobes. Descubrimiento que debo agradecer a Ana.


No lamento tu ausencia‚ no me alegro tampoco:
esta paz de tenerte como siempre en las manos
es parte de mi amor‚
de este nuevo sentido que has puesto en mis sentidos‚

y no es que estés muy lejos‚
es que madura lento lo que más nos importa
y el tiempo y el espacio son frutas delicadas·

Poema de Jesús Aguado

No hay puertas


Con arenas ardientes que labran una cifra de fuego sobre el tiempo,
con una ley salvaje de animales que acechan el peligro desde su madriguera,
con el vértigo de mirar hacia arriba,
con tu amor que se enciende de pronto como una lámpara en medio de la noche,
con pequeños fragmentos de un mundo consagrado para la idolatría,
con la dulzura de dormir con toda tu piel cubriéndome el costado del miedo,
a la sombra del ocio que abría tiernamente un abanico de praderas celestes,
hiciste día a día la soledad que tengo.

Mi soledad está hecha de ti.

Lleva tu nombre en su versión de piedra,
en un silencio tenso donde pueden sonar todas las melodías del infierno;
camina junto a mí con tu paso vacío,
y tiene, como tú, esa mirada de mirar que me voy más lejos cada vez,
hasta un fulgor de ayer que se disuelve en lágrimas, en nunca.

La dejaste a mis puertas como quien abandona la heredera
de un reino del que nadie sale y al que jamás se vuelve.

Y creció por sí sola,
alimentándose con esas hierbas que crecen en los bordes del recuerdo
y que en las noches de tormenta producen espejismos misteriosos,
escenas con que las fiebres alimentan sus mejores hogueras.

La he visto así poblar las alamedas con los enmascarados que inmolan al amor
-personajes de un mármol invencible, ciego y absorto como la distancia-,
o desplegar en medio de una sala esa lluvia que cae junto al mar,
lejos, en otra parte,
donde estarás llenando el cuenco de unos años con un agua de olvido.

Algunas veces sopla sobre mí con el viento del sur
un canto huracanado que se quiebra de pronto en un gemido
en la garganta rota de la dicha,
o trata de borrar con un trozo de esperanza raída
ese adiós que escribiste con sangre de mis sueños en todos los cristales
para que hiera todo cuanto miro.

Mi soledad es todo cuanto tengo de ti.

Aúlla con tu voz en todos los rincones.
Cuando la nombro con tu nombre
crece como una llaga en las tinieblas.
Y un atardecer levantó frente a mí
esa copa del cielo que tenía un color de álamos mojados
y en la que hemos bebido el vino de la eternidad de cada día,
y la rompió sin saber, para abrirse las venas,
para que tú nacieras como un dios de su espléndido duelo.
Y no pudo morir
y su mirada era la de una loca.

Entonces se abrió un muro
y entraste en este cuarto con una habitación que no tiene salidas
y en la que estás sentado, contemplándome, en otra soledad
semejante a mi vida.

Poema de Olga Orozco

Dia del Libro

En el Dia del Libro, aunque para algunos de lso que pasamos por aqui cada dia sea el Dia del libro, os propongo un juego.

Dejar un fragmento, ya sea poesia o narrativa de alguno de los libros de vuestra emsilla de noche o de lo que esteis leyendo actualmente.

Asi obtendremos una idea para nuestras siguientes lecturas o para conocernos un poquito mas.

Y empiezo yo. en mi mesilla de Noche, entre todos los libros, mi libro de cabecera es y no dejara de serlo nunca, porque nunca me cansa, porque me redime cuando mi corazon llora, porque me hace vibrar si corren mariposas por mi estomago. Porque es amor y es vida en plenitud, 20 Poemas de Amor y la cancion desesperada de Neruda.
Pensando en cual dejaros hoy aqui, ya hay bastantes en estas paginas, creo que hoy dejo "La cancion desesperada" La releia la semana pasada en voz alta y siempre acabo con la sensacion de que pequeño soy en este mundo cuando alguien es capaz de ser tan grande como para escribir cosas asi y darlas a los demas.
Espero que os guste



LA CANCIÓN DESESPERADA

E
MERGE tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue
naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!

No estes triste mi amor,

No estés triste‚ mi amor‚
y si lo estás‚
que tu tristeza sea un modo de vengarte
de Dios y de las flores‚ de la alegría inútil
que debe ser la vida según ellos‚
y no estés triste nunca
por las cosas que pasan o no pasan‚
sino solo por esto: porque contempla la tristeza
desde lejos a Dios y a las flores y al tiempo
y nos lleva al lugar donde amar es posible.

Esa es tu pena


Ésa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.

Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.

Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.

Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando la soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.

No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.

No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre, no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala en tu pecho hasta el final, hasta la empuñadura.

Poema de Olga Orozco

En esta primavera

En esta primavera, amor, todo son nubes.

Son negras nubes de algodón negro,

De oscuros presagios, de ciudad sin faroles.

En esta primavera amor no vemos las luces

Que alumbren el camino que otra primavera forjamos.

En esta primavera, amor, en la que los buitres afilan sus garras

En las que el frio plateado de la navaja clama venganza

Entre las piernas de alguna mujer.

Parece que a los sueños los hubiese atropellado

Un hasta mañana.

¿Pero saldrá el sol ?

¿Por qué aquí no, si sale en el Ártico?

Subir la montaña de los silencios

Hasta llegar a la cumbre y ver las nubes bajo los pies,

Por muy negras que las creyésemos

quedaran a tus pies aunque sea solo por un sueño,

por una noche.

Y al regresarA la realidad del dia a dia

Tendremos fuerzas para mirarlas y soplar

Y alejarlas para volver a ver el cielo limpio

Azul, poderoso, tintando de paz tus días

y Estrellado en la noche para que tengas el poder

De crear el sortilegio que haga realidad cualquier deseo.

Amor, en los días de cielo oscuro cúbrete

Y toma la escalera hacia tu cielo particular.

Unos días raros ...

Ha sido un día raro. Estás tumbada
junto a mí.

Casi puedo escuchar la marea
de la sangre en tu piel
y el deseo que llena tus manos de leones.
Luego, apagas la luz.

La noche salta
como un pez de tu corazón al mío.

Y sin embargo hay algo.

En realidad no sé qué es.

Pero aquí está.

Es extraño:
de repente, me digo: -Cada hombre
lleva una pala para cavar su propio Infierno.


Me pregunto qué he visto,
dónde estaba,
la razón; imagino
la tarde entera: el bar cerca de la autopista,
la ciudad
debajo de la lluvia igual que un barco hundido;
y algo que yo te dije
y algo que tú dijiste: -Si no sabes
por qué lo has hecho, nunca sabrás por qué ha pasado.


Pero no veo nada,
ningún dato,
ninguna relación con el Infierno.

Entonces
miro adelante, busco
las palabras que tienen lo que quiero decir.
Y ahí tampoco hay nada:
Hay la azotea roja;
hay el gato que atrapa un pájaro y devora lentamente mis oj0s.

Tú sigues a mi lado.
Tu corazón golpea dentro de la mujer
dormida, igual que un perro ladrándole a las tumbas.
Me pregunto,
después de tantas cosas
cuando cada hora quema
su selva entre mis manos,
me pregunto
qué es lo que sé de ti;
si tal vez, como dice Marianne Moore, lo importante
de lo que vemos es lo que no vemos.

Y no encuentro respuestas.
Ni caminos
por qué volver.

Enciendo
una luz,
abro el libro,
cierro el balcón.
La noche
se reúne a sí misma, se marcha de nosotros
con su cielo vacío,
con su dios que se lleva
algo de nuestras vidas a su ciudad deshecha.

Abro el libro
mientras que en el tejado se mueve la serpiente
azul del agua
y sigues
junto a mí
y por tu corazón se alejan los tambores
y escribo la palabra árbol y en ese árbol
crece
tranquilamente
la palabra naranja.

Poema de Benjamín Prado del libro "Todos nosotros".

Alegria

Alegría
come un lampo di vita
alegría
come un passo gridar
alegría
del delittuoso grido
bella ruggente pena, seren
come la rabbia di amar
alegría
come un assalto di gioia
Alegría
i see a spark of life shining
alegría
i hear a young minstrel sing
alegría
beautiful roaring scream
of joy and sorrow,
so extreme
there is a love in me raging
alegría
a joyous, magical feeling
Alegría
come un lampo di vita
alegría
come un passo gridar
alegría
del delittuoso grido
bella ruggente pena, seren
come la rabbia di amar
alegría
come un assalto di gioia
Del delittuoso grido
bella ruggente pena, seren
come la rabbia di amar
alegría
come un assalto di gioia
Alegría
como la luz de la vida
alegría
como un payaso que grita
alegría
del estupendo grito
de la tristeza loca
serena,
como la rabia de amar
alegría
como un asalto de felicidad
Del estupendo grito
de la tristeza loca
serena,
como la rabia de amar
alegría
como un asalto de felicidad
There is a love in rne raging
alegría
a joyous, magical feeling

Para verla y oirla en el siguiente enlace:
Alegría de Cirque du Soleil

Encargo

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino, naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como a un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

Julio Cortázar

El Deseo

     Hay que inventar una nueva soledad para el deseo. Una vasta  soledad de delgadas orillas
en donde se extienda a sus anchas  el ronco sonido del deseo. Abramos de nuevo todas las
venas del placer. Que salten los altos surtidores no importa hacia dónde.
Nada se ha hecho aún. Cuando teníamos algo andado, alguien se detuvo en el camino para ordenar sus vestiduras y todos se detuvieron tras él. Sigamos la marcha. Hay cauces secos
en donde pueden viajar aún aguas magníficas.
     Recordad las bestias de que hablábamos. Ellas pueden ayudarnos antes de que sea tarde
y torne la charanga a enturbiar el cielo con su música estridente.


Alvaro Mutis, Colombiano y ciudadano del mundo. de su libro "Primeras Poesias".

Sencillos deseos

Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.

Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.

Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla,
un árbol, un poco de hierba.

Gioconda Belli

QUAND VOUS SERAIZ BIEN VIEILLE



Cuando seas muy vieja
y yo me haya muerto
descubrirás una tarde las horas
especiales
                 el aroma de los soles ponientes
lo profundo oscuro del aire
anochecido en las calles sin retorno

vagarás eternamente en busca del espejo
que devuelve instantes felices
                                                    -de azul el mar
en nuestra carne sol y deseo-

ante la muerte del tiempo en el cristal
oirás las músicas que nos drogaron
los ruidos cotidianos que nos resucitaban
                                                                       deslices
de aguas de jabón hacia simas
                                                     terribles

cajas de música postales cerebrales
y en el espejo fijo el spot de nuestra vida
con dentaduras blancas y pieles doradas
jóvenes antiguos felices invencibles

mas no dejes que oscurezcan tus ojos
y el espejo extinga su realidad y tu deseo
porque te verías vieja y solitaria
con los ojos dormidos por la angustia
                                                                 el viento
que se lleva las hojas de un otoño horroroso
cuando seas muy vieja
y yo me haya muerto
rompe espejos retratos recuerdos
ponte bragas de corista diadema de acanto
sal desnuda al balcón y méate en el mundo
antes que te fusilen las ventanas cerradas.
Manuel Vazquez Montalban, siempre fue mas conocido como periodista, comentarista politico de ojos critico o como novelista y creador del maravilloso Pepe Carvalho pero su faceta como poeta no es desdeñable y como muestra este poema de su libro "A las sombras de las muchachas en flor"

Y a última hora no quedaba nada:
ni siquiera las hojas de los árboles
_acacias_, ni el viento de la tarde,
ni la alegría, ni la desesperanza.
La caricia que pudo haber rozado
aquella piel, no se produjo porque
aquella piel no era la tuya,
ni los ojos
que me miraban eran
tus ojos, ni el deseo
-que en otro tiempo hubiera sido
suficiente_
tenía sentido, desviado
del cauce de ti misma.

A última hora había pasado un día,
y al sentirlo hecho sombra, y polvo, y nada,
comprendí que la luz que había llenado
sus horas,
y todas las palabras
que ocuparon mi boca, y los gestos
de mis manos,
y la fatalidad de mis designios,
y las calles que anduve paso a paso,
y el vino que bebí, y la alegría
de saber que existías en el mismo
instante,
no eran sólo el fracaso repetido
del Día del Señor, sino que eran
un día más sin ti:
comprendí con dolor que jamás, nunca
para mí habría domingos ni esperanza
fuera de tu mirada y tu sonrisa,
lejos de tu presencia tibia y clara.

LAS RELACIONES PELIGROSAS

No es la soledad la mejor compañera para salir de la soledad pero, a veces, sólo por la soledad se deja de estar solo. El barullo siempre es una indelicadeza consigo mismo. La compañía inconveniente es la compañía molesta, aunque no se perciba hasta que no pasa algún tiempo. No importa la edad, ni el sexo, ni la belleza para la conveniencia. La inconveniencia puede provocarse por mil motivos que se resumen en uno: la falta de coherencia personal.

Los habitantes de la casa habían vivido momentos felices, sabedores de la compañía enriquecedora y satisfactoria. Por eso, cuando la coherencia vuelve esporádicamente a sus vidas, saben apreciarla.
Pero no se habla ahora de las compañías convenientes, sino de las inconvenientes, que no suelen en su llegada descubrirse como tales, sino que se declaran por sorpresa, como una revelación, como un grito de fuera que llegase. Luego se manifiestan los misterios y muchas verdades, o todas, aunque la razón reafirme la intuición repentina.

JORGE URRUTIA (España, 1945)

Tomado de "El mar o la impostura"

Corazón partidario

Mi corazón, lo sabes,
no está con el que triunfa o que lo espera,
con el juramento mercader
que acecha el buen provecho,
se agazapa, salta sobre la utilidad, que es su querida,

busca ganancia en el abrazo,
obtiene renta de las mariposas y pone rédito a la luz,
cobra recibo por los amaneceres milagrosos,
por cambiante gracia del color
de una invisible rosa apresurada,
dulce y apresurada
como si fuese un hombre o una llama
o una felicidad humana: sí.

Mi corazón no está con el hombre que sabe
de la verdad todo lo necesario
para olvidar el resto de ella,
satisfecho del viento, poderoso del humo,
canciller de la niebla,
rey acaso, pero nunca de sí.

Mi corazón está con el que un día,
quitado el brillo breve, retirada la gracia que hasta allí
le alentó,
en bajamar hostil todo cuanto nos hace
dulce la realidad, leve la vida, adorable la luz,
sabe decir: "no importa".

Mi corazón está con el que entonces,
en el vaso que una mano de niebla le tiende entre la
sombra,
bebe hasta el fin, con lucidez,
sin amargura,
toda la hez del mundo.

Y luego, seriamente,
allá en lo alto,
mira, con ojo nuevo,
el cielo puro.

Poema de Carlos Bousoño.

Contigo Abril para siempre

No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo,

tiemblo de saber que un día
la espuma se lleva al río,
y en el corazón del hombre
se lleva al tiempo el olvido.

No hay luz, no hay jardín, no hay
noche de otoño contigo,
¡quisiera que se acortara
el tiempo cuando te miro!

contigo para perderme,
para salvarme contigo,
contigo, Abril, para siempre
por los siglos de los siglos.

* * *

Tiemblo de verme en tus ojos
sin comprender el bautismo,
contigo, Abril, primavera,
el nombre nace contigo,

y el ser también en el seno
de tu vientre estremecido,
nieve niña y madre virgen
de mi tiempo y mi destino;

por ti se agrupa el rebaño
por ti se doblan los trigos,
por ti los álamos tiemblan
y el mar se levanta en vilo

como los pueblos que llevas
en la mirada perdidos
para siempre, como el tiempo
que vuelve a nacer contigo,

contigo para salvarme,
para perderme contigo
como el beso que no sabe
sobre qué boca ha nacido.

¡No puedo verte, no puedo
verte cuando estoy contigo!
¡no sé mirarte, no sé
mirarte, pero te sigo!

tuyo seré madreselva,
madre viento y madre río,
isla de ti solamente
mi nacimiento continuo,

que estoy con dolor queriendo
lo que muero y lo que vivo,
lo que vivo y lo que muero
de tenerlo sin vivirlo.

* * *

Ya el tiempo es sólo el espejo
donde te sueño lo mismo
que los chopos en invierno
sueñan su verdor florido.

Poema de Luis Rosales

viaje

Viaje hasta la mierda
encontré la herrumbre
que marcan los días
y alguna noche.

Emplaste mis pies
en el marrón elemento
que formaban los dictados
de una ayer quejoso,

inmóvil , cansado,
soñando con volver.
Veo la luz
pero no hay túnel.

Es que hay dias mas dificiles que otros.

LABERINTO

Lo siento, no me busques,
no puedo ir al sitio en que te encuentras,
doy vueltas
y vueltas al laberinto
por evitar la puerta;
pone EXIT en letras luminosas,
pero allí
tú no esperas.

No encuentro otra salida redentora
(no sé dónde esconderme del futuro),
ni sé qué llave usar
o si estar quieta…
Sálvame,
prometo no mirar al precipicio
si tus brazos me llevan.


Esperanza Medina

La jaula se ha vuelto pájaro... ¿Qué haré con mi libertad?

Señor
la jaula se ha vuelto pájaro
Y ha devorado mis esperanzas
Señor
la jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo.

Alejandra Pizarnik

SONETO XVII

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

Pablo Neruda



Para que algo acontezca no basta un accidente, 
no es suficiente un muerto, 
ni dos, ni dos millones.

Un acontecimiento es un olor que espera
que alguien lo respire, 
una herida que aguarda encarnarse, 
el agua de un torrente
inundando los poros, una mirada que cruza el aire
y encuentra a alguien que le hace señas 
y en la seña, en ella, se reconoce.

Uno puede negarse al acontecimiento 
y convertir su historia en un simple resumen 
de lo ocurrido, pasos que no devienen cruce
y se apagan en vida, o se secan.

Uno puede negarse a saberse en el otro, 
basta con acercarse a todo con un walkman
conectado a la carne, 
enfundado el cerebro en aquella sustancia 
impermeable que nos inmuniza, 
basta con refugiarse en un desmayo a tiempo, 
en el deseo de amar, u ocultarse
en la furia o en el numero de una cuenta bancaria. 

De hecho, lo más frecuente es
que llevemos cosida el alma a su forro
como los trajes nuevos sus bolsillos, 
para evitar que se deformen con el peso.

Del libro "Matar a Platón" de Chantal Maillard. 
Una de mis poetas. Una JOYA de libro.

Bandera Blanca

Llegaron días oscuros,
noches sumadas al hielo.
Cada mitad de tú y yo
puso su alambre de espino,
lloró cristales y astillas,
fue un soldado en las trincheras.

Tú y yo querían abismos,
tú y yo construyeron lobos;
igual que el mercurio busca
la casa en que arde la fiebre
o inventa palomas rojas
la mano del cazador.

Entonces, volvió lo azul,
se izaron las banderas blancas,
ellos dijimos perdona,
nosotros tendieron puentes,
tú vives porque yo existo.
yo moriría por ti.

Bandera blanca, mi amor.
Bandera blanca, amor mío.
 
 
 
Benjamin Prado a Jimena Coronado y Joaquin Sabina.

LA EXTRAÑA AMIGA

Cuando tú llegues no estaré yo, amiga
extraña, no veré tus ojos tristes.
Nunca podré, contra lo que se diga,
levantar el tapiz con que te vistes.

Sé bien, amiga, que eres sólo invento
de quienes siempre temen a tu nada.
Voy a creerme una vez más el cuento
de que eres una oscura enamorada.

Aún estando tan cerca no nos vemos
y nunca besaré tu boca muda
porque tu tiempo no es el que yo vivo.

Te llamo amiga y no nos conocemos.
Te pienso igual que a una mujer desnuda
y te ofrezco la mano con que escribo.

Leopoldo de Luis

El circulo

Círculo de sabores.
Círculo de pecados.
Círculo de placeres.
Inmenso círculo, que termina ahogando.

Has tocado lo intocable.
lo prohibido, lo íntimo.
Has llegado donde nadie ha llegado.
Para bien, para mal.

Mi cuerpo demanda ese círculo vicioso.
Mis piel se eriza y es toda tuya.
Mi coño mojado reclama tu lengua
en círculo opaco, en círculo lujuria.

Pero has tocado lo intocable.
lo prohibido, lo íntimo.
Has llegado donde nadie ha llegado.
Para bien, para mal.

Círculo mío.
Círculo tuyo.
Círculo nuestro.

Círculo ansioso.
Círculo giro y palpo y lamo y muerdo.
Círculo de agua.
Círculo de alma.

Círculo amamanta el deseo
de ser tuya, de ser mío.
Círculo me ciñes
círculo me dueles...

Porque has tocado lo intocable.
lo prohibido, lo íntimo.
Has llegado donde nadie ha llegado.
Para bien, para mal.

Saldré de este círculo
será el final.


Se lo robe de alguna Web a una tal lucia y ahora no encuentro donde esta para reflejarlo. si alguien sabe donde esta Lucia o la Autora que me lo diga para darle el justo homenaje. me parece tremendamente hermoso.
 Editado dos horas despues


Y como ya ha aparecido, a Lucia Brassi lo que es de Ella. Gracias por esto tan hermoso, espero que todos visiten tu pagina y disculpa por el vido de no saber de donde lo cogi prestado,

LA REALIDAD

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Son las cosas estrictas que tocamos
las que nos prestan su difícil música.

Difícil, sí, difícil es alzarse
desde el silencio de la pena abrupta
y tocar con los dedos aún heridos
estas candentes realidades duras.

Pero lo mismo que esos pobres árboles
frente a los brazos del otoño luchan,
hemos de defender hoja por hoja
la rama viva que nos da la fruta

de la esperanza, que hace cada día.
esa naranja un poco más madura.
Contra el inevitable helor del tiempo
que con tus amantes manos la recubran.

No. No es el sueño. Es esta vida diaria
la que hay que comenzar de nuevo. Busca
en mí el esfuerzo y la sonrisa. Míralos.
(Aunque los finja Por vencer tu duda.)

Porque era esto lo que contenía
aquella caja de sorpresas...
Nunca
podremos ya volver atrás. La tarde
sombra a nuestras espaldas acumula.

Leopoldo de Luis

*

Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.

Manuel Machado

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"He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...

...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."

Pablo Neruda
(Chile, 1904 -1973)

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