Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.
Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios de la noche.
Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio.
Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.
Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.
A batallas de amor campo de plumas.
A batallas de amor campos de plumas ....... genial, seguimos con la serie de Caballero Bonald.
Otra de las virtudes de Caballero Bonald, es la capacidad para generar dentro de los poemas, versos que se quedan en la memoria, versos que permanecen para siempre, yo que soy un negado para la retentiva con este poeta consigo quedarme anclado a los versos. Seguiremos viendo a lo largo de esta semana esas pequeñas gotas que se desparraman en su maravillosa poesia.
1 comentarios:
Me voy a morir...
en serio
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