Salmo Humedo (Pedro Montealegre)


Si yo te regalara esta lluvia y bendijera las vertientes que fluyen de ti, sólo así la humedad me daría tu inocencia; la tormenta vararía en los corales de mis brazos, si no te regalara. Si yo me volviera acaso un pez en tus manos, un charco transparente que te moje sólo a ti, el sonido del delfín no sería necesario: sólo la caricia de mi lengua te estremece. Mi desnuda suplicante, que te vuelves olorosa como un limón partido en cuatro, como una jaiba que encumbra su poder de oleajes, si te partieras en mi boca como una grosella, cerraría los ojos; dormiría en mi muerte; abriría tus ramajes, treparía hasta tu copa y bebería las luciérnagas que habitan en tus dedos.

Nunca (Aurelio Gonzalez Ovies)

NUNCA hice daño a nadie
-que yo sepa-;
ni me importó la vida
de los otros.
Si me pidieron algo abrí
los brazos.
Me equivoqué a menudo
y me equivoco.
Escuché. Puse llave
a dudas y secretos.
Deudas, alguna que otra,
la más grande conmigo.
 
No me conozco.
 
Muchas veces me dicen
que siempre estoy
rodeado
de gente..., sí,
y a veces
de tanta multitud
me encuentro más que

solo.
 
Fumo más de la cuenta
y entro y salgo,
saludo a muchas caras...
Amigos, lo que se llama
amigos,
tengo pocos.
Lloro cuando no puedo
resistir el dolor,
pero me suele hundir
cualquier mal trago
o un simple día de otoño.
 
Por lo demás
            ya veis:
a la vida le pido
lo mismo, al fin
y al cabo, que
vosotros:
que me deje vivir,  
pero mientras yo pueda
hacerme cargo.
Por lo demás,
            ya saben:
lo que me gusta
ver
lo miro y a la cara.
A lo que no me va
cierro los ojos.

Septiembre 2 (Vicente Gallegos)

Es ahora la vida
esta extraña y frecuente sensación
de sopor y distancia,
y es también una luz que vela el mundo:
salir del caserón tras la comida,
recorrer bajo el sol la carretera
con los ojos ardientes de un verano
y sentarme en la roca frente al mar.
Abandonarme entonces
al sonido sin pausa de la tierra
mientras me vence el sueño algún instante
y me moja las sienes con su agua bendita.
Descubrir con asombro renovado
al pescador que vuelve cada tarde,
como vuelven las olas,
como vendrá la brisa con la noche.
y esperar otra vez sobre la roca,
abrumado en el centro de la vida,
a que la sombra inunde
lentamente mi sombra.

Como si mirando se comprendiese el mundo (clarice Ete)

I
mi tristeza es una tristeza de andar por casa
no lloro no sufro apenas tiemblo 
tan sólo me miro las manos 
y siento una necesidad desesperante 
de crear algo que me impulse a estar viva 
estar viva 
como lo están estas horas de la noche
como lo está la palabra escapatoria, recreo, tristeza
estar viva como quien le roba horas a la madrugada 
para sentirse parte de ella
 como quien escribe un poema que nadie leerá
y piensa en cosas absurdas 
porque todavía sabe cuán importantes son 
II
pienso en hacer un viaje
hacer una viaje como quien comienza un vida 
rápido e inesperado
como si el tiempo se agotase en cada huida
como si el tiempo fuese el pétalo que te susurra la verdad
no te quiere y no lo hará y aún hay más
coge el primer tren, elige una ciudad 
con mar, siempre con mar
y aprende a nadar con tus pesadillas
o te ahogarán dulcemente
III
mi tristeza no cree en mi tanto como yo creo en ella
me mira desconfiada
con esa hosquedad suya que me hace tanto daño
me mira asqueada 
y se aleja por la senda de mis recuerdos
para bailar con mi herida
yo la espeto torpemente
que deje en paz a mis muertos
que se entretenga con mis manos
mis huesos, mi pelo
pero ella me grita descarnada
que crezca
que crezca o que me muera
para siempre
IV
mi deseo de amar nace de la desesperación 
de saberme viva y no vivir en absoluto
de saberme viva y no poder descansar nunca
dormirme, soñarme, imaginarme
como un amante que me espera
V
me muero muchas veces de pena al día
porque mi amor nunca explota del todo
mi amor que está medio muerto
en una isla perdida y lejana
mi amor que no se alimenta
que no come ni camina
que solloza extenuado
implorando su rescate
VI
soy un animal hambriento en busca de lo inexistente
abrazo al caos interno en el que me muevo
hasta que mi movimiento no es más que ese caos
 estoy dispuesta a curar todo el dolor que llevo dentro
estoy dispuesta a curarlo
aunque eso suponga sobrecargarme de dolor 
y explotar abruptamente
renacer o morir
me digo
renacer o morir
y sin embargo no atino en la verdad
todo lo que veo no es más 
que lo que vería un muerto que acaba de despertar 
en su muerte como en una sala de espera eterna
insana y sólo sostenida
por un miedo inútil 
VII
mi deseo nace en el dolor que me mata
y mi dolor se muere asfixiado en mis sueños
VIII
hay una enferma dentro de mi que me desobedece todo el rato 
hay una enferma dentro de mi que baila con mis pesadillas 
las abraza y las besa suave
como si fueran sus amantes
siento que tengo que quedarme despierta con el fin de luchar contra ella
 no quiero dejarme vencer y soñar con todos ellas
muertas 
atravesado mi vagina con golpes secos

IX
para creer en mi misma tengo que contradecirme

Didactica (epigrama) Angel Faretta

No te confíes del que asiente
que tal vez con su mirada miente;
es que impotente en la disputa
calla y actúa como una puta
que ablanda a su premioso cliente
con pose astuta y reticente;
asienten con la fría mirada
a una lección que les sabe a nada.

Amuleto (Natalia Schnaider)


AMULETO
No hace falta ser huracán
para sumarme a las destrucciones cotidianas;
acepto que soy
el campo yermo
que dejó la catástrofe.

EL VENENO AGRIDULCE DE LA VIDA (Aurelio Gonzalez Ovies)

 
Ganar, abrir, cerrar,
perder. Hoy el encuentro
feliz. Mañana la despedida.
Todo es lo mismo
y contrario. Como la luna
y el día. Todo de luz y de
sombra. Como una noche
muy llena y una casa
tan vacía.
 
Tomo un sorbo. Reconozco la fe.
Amargamente sonrío:
dulce veneno, la vida




Ademanes durante los adioses ( Marcelo Cohen)

Esta imprecisa ciudad donde las gaviotas
conviven con las cotorritas
no es el escenario menos apto.
Confiémonos pues a la luz de invierno
recamada de hollín y obligaciones;
admiremos si hay sol las lentejuelas
del frío -tanta película para ver,
exposiciones fascinantes, volutas
modernistas en la piedra, consoladoras cenas-
y tengamos presente incluso que del otro
lado es verano, con caballos de vapor
sobre el río irisado y explosivos
chubascos en la madrugada. Porque
confirmar la oposición nos duele menos
que atender a la mampara donde
cada botón de la espontaineidad
proyecta una figura compuesta, que
fue creada en su momento entre dos,
o más, y ya pasó. Revolotean en esa superficie
tantos juegos de baraja junto al mar
como ciertos sabores, u olor de hospitales,
o incursiones jubilosas en la librería.
Con tanta reminiscencia no se puede;
sobre todo, no se puede con lo mucho que fue dicho
y no bastó. Ahora es de la pausa; un estanque
seco entre atisbos de lluvia. Así pues,
retendremos de la despedida, no el silencio
que estalla de sensaciones, que inflexiblemente
rechaza los añadidos, sino la claudicación
un poco aparatosa que al cabo nos acerca
todavía más. Tengamos a mano el aceite
del porvenir, su homogénea danza sobre las aguas
agrietadas -el destino. Y veamos entonces el momento:
cada uno alza el brazo como puede, es decir;
lo alza con un chirrido deshonroso, toca un hombro
o ni siquiera -porque está en penumbra-
y permanece atornillado a la fungible vida
que eligió, como entusiasmo y paliativo,
aunque no sin un fulgor particular, irreemplazable,
que los ojos del otro, con todo y velados,
no dejarán de advertir como si fuera suyo.
En el gran viaje, ese fulgor será el recuerdo.

El lugar que tu ocupas (Elvira Sastre)

Por suerte,
existes.

Y por suerte, también,
no solo existes,
sino que te colocas aquí,
justo al lado de todo lo que está lejos
para estar cerca.

Y por suerte, aún más,
no solo existes
y te colocas aquí,
sino que es en ese exacto lugar
en el que me haces pensar
que merezco habitarlo,
conocer los rincones que lo atajan
y saber mirarte también
cuando cierro los ojos.

Como un sueño.

Como el sueño que aparece
en el momento preciso
en el lugar que tú ocupas.

Las cuentas claras (Anay Sala)

Soy
más yo que nunca.
Aritmética sublime
pero impar.

                                 

No hay vida o muerte (Mina Loy)


No hay Vida o Muerte
Sólo actividad.
Y en el Absoluto,
No hay declinación.
No hay Amor o Lujuria
Sólo propensión.
Aquello que se posesiona
Es una no-entidad.
No hay Primero o Último
Sólo igualdad.
Y quien manda,
Se une a la mayoría.
No hay Espacio o Tiempo
Sólo intensidad,
Y las cosas domesticadas
No tienen inmensidad.

Penitencia (Pedro Montealegre)


Caigo
de cara en tu charco
Mis rezos son musgos flotantes
que miras extasiado desde el cielo
Retorno de rodillas a la urbe que me diste
Me vuelvo estaca, poste de luz, no puedo conmigo
y me das la cojera. No me mendigo a mí mismo
para encontrarte entre todos los cartones
Quizás si me invitas cerveza
hablemos de gloria y redención
Cuando esté borracho convénceme de lo que quieras.

La culpa es mia ( Andra Valbuena)

La culpa es mía
Vine a besar el suelo que pisas.

Traduje lo que no decías
en lo que quise oír.

La culpa es mía

he consentido
sin sentido
y creído
en cualquiera
de tus dos caras.

Ya está,
soy todas las veces que te has ido
soy todos los ratos que no he querido huir
soy todos los besos que no me has dado a mí.

Ya está,
soy recuerdo,
indiferente;
la chica que te rozó en el mercado,
la que te miró a los ojos en aquél cruce,
la que te sirvió el peor café que has probado.

Ya está, no nos conocemos.
Se acabó el juego.

Ya está amor,
mi guerra es completamente tuya,
pero no como antes
que disfrutaba traicionándome
para regalarte los asaltos nocturnos
a mis muros,
no como antes,
que te contaba en susurros los puntos flacos
de mis escudos,
no como antes.


Última vez.
Se acabó el juego.
Por primera vez.

Hoy has conseguido que me arrepienta
de ser quien soy
de hacer lo que hago
de arriesgar para perder.

Hoy te devuelvo todas tus noches,
abandono la almohada que terminó evaporando
tu perfume,
te regalo hasta la última gota de drama,
hoy, por primera vez, te dejo conocer Madrid.

Y ni me despido
ni me evado
ni me voy de a dónde nunca llegué.

Hoy por primera vez
me da igual,
haz lo que quieras
pero no me lo hagas a mí.

Maria y el Fantasma. (O cuando nos viene dios a ver) @pradobenjamin para un dia así.

MARÍA Y EL FANTASMA

Existen ciertas noches en las que Ángel González
olvida que está muerto
y entra en casa,
enciende un cigarrillo,
jugamos a poner las cartas boca arriba.

Si me ve melancólico,
se enfada;
dice que la tristeza es de cobardes;
que el equilibrio sólo lo merece
quien sabe negociar con la caída;
que me ponga de pie
y vuelva a la pelea.

Si hablamos de política,
sostiene
que en España
eso es el arte
de hacer de la otra orilla lo contrario del río.

Si me pongo a escribir,
me exige que mis versos
nunca dejen atrás a sus  poemas;
que no salga a cazarlos y espere a las palabras
que vengan
a leer
en ellos
su destino.

Y si le hablo de mí,
dice que no me fíe:
-Pregúntale a los otros, para saber quién eres.

Él ya no es tan callado como cuando aún vivía
y yo sé que no estar en este mundo
no es razón suficiente para que no te escuchen,
para que no te crean.

Si le hablo de nosotros
me dice que recuerde
que el amor es un ciego con un arma en la mano
y me ordena que corra hacia las balas.
-No lo dudes: María es tu respuesta.

Te aseguro que hay noches en las que Ángel González
no recuerda que ha muerto
y se sienta a mi lado
para hablarme de ti.

Angel Gonzalez En el aniversario de su adios. Mientras tu existas

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz—cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.

LA NOCHE [NATALIA SCHNAIDER]



Cuando la noche es triste
nos levantan los fantasmas
nos murmuran los pasados
nos aplastan los errores.
Cuando la noche es triste
lo denuncian los párpados
las cíclicas trampas
la piel postergada.
Cuando la noche es triste
uno sabe que arriesgó demasiado
que pidió en exceso
que no puede perdonar
que es imposible confiar
que hay una excusa para correr sin mirar.
Cuando la noche es triste
no hay mañana de alivio
no hay tarde de alientos
no hay, de nuevo, noche.

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"He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...

...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."

Pablo Neruda
(Chile, 1904 -1973)

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