Nadie puede pedirme que me calle,
que me muerda la lengua,
mi silencio es peor que las palabras.
Dejadme hablar,
dejadme que me saque del pecho cada grito.
Que a nadie resulte inconveniente lo que digo.
Hay palabras como sueño
utopía
porvenir
que cuando caen,
se te vuelven veneno en la garganta
y te amargan la lengua,
y te rompen el pecho.
Aunque quede vacío para siempre
nadie puede pedirme que me calle.
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