PREPARADA PARA SALIR
Estabas harta. Harta
de sentirte sola,
confusa,
abandonada.
Ya está bien. Se acabó.
Te pusiste
la minifalda más corta
los tacones más altos
y la chaqueta roja
y decidiste
comerte el mundo,
comerte la noche,
dejarte comer.
Saliste a la calle y entonces
ocurrió.
Un viejo borracho
se acercó
mucho a ti y quiso
manosearte
mientras te echaba en la cara
su aliento a vino.
Sentiste
unas ganas inmensas de vomitar.
Y es que los lobos
ya no son lo que eran,
Caperucita.
1 comentarios:
Me gusta ...
PD. las mujeres que corren con lobos saben lo que hacer con ciertos alientos
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