No hay pastillas que llenen vacíos
ni lagrimas que curen ausencias.
Nunca hay calma detrás de un adiós
cuando tu alma se despide.
Mirar hacia adelante,
caminar sin pausa, te dicen,
como si la vida te fuera en ello
y solo atisbo el polvo de otros pasos
y sólo, mastico la niebla
en la que estoy perdido.
No hay pastillas que llenen vacíos,
Ni palabras que disfracen la verdad.
De este hombre que un día creyó
cada vez queda menos.
Cada vez retumba más el vacío.
Ya solo se escucha el eco de lo que un día fue.
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