Que se me caigan los dientes,
que la lepra ponga huevos en mis ojos,
que miles de gusanos excaven túneles
desde mis heridas abiertas hasta mi corazón,
que un elefante ebrio cocee un muro de adobe
y éste se desplome sobre mí,
que una cobra loca se enrosque en mis genitales,
que un rayo incendie mi choza mientras duermo,
que los escarabajos de la pimienta
mastiquen mis oídos lentamente:
que me ocurra todo esto
si vuelvo a decirte que te amo,
si vuelvo a pensar en tí,
desagradecida y mentirosa,
torpe mujer de barro y nubes.
Te amo.
No puedo dejar de pensar en tí.
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