supliqué como todos: "luz, más luz"
y sentía la urgencia
del tiempo que se iba
y allí,
en la casa,
ardía en los laberintos,
me enfrentaba a los sueños,
quise tocar la gloria
y hasta llegué a rozarla:
no era nada.
"Luz, más luz..."
Entonces ignoraba que vivir
es un oficio de tinieblas
y que a tientas
hay que ganarse el pan de cada día,
el amor y la muerte.
Poema de Andrés Aberasturi
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