Se dispersan las horas, reincidimos
en esta maravilla de estar quietos
mientras el agua dobla su carrera.
No deseo una vida más heroica,
me basta callar juntos
y seguir despeinando este presente.
Acerco las dos manos como en una plegaria
que no busca su dios, sino otra mano.
Envaino la palabra y te acaricio.
El pensamiento aguarda con las fauces abiertas.
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