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sábado, 9 de octubre de 2010

Perdonen

Perdonen esta tristeza mía que atenaza el alma.
Perdonen este mirar perdido, este mar en la pupila.
Perdonen mi voz baja, la lividez de mi rostro.
Perdonen por ser uno mas perdonenme por todo

Perdonen mi tristeza, presa de la egolatría
del hombre desbocado, de un mundo gastado.
perdonen mi tristeza que aun sobrevive
al amor, al deseo, a la soledad y el vacío.

Perdonen, al fin y al cabo, que haga gala
de la condición de hombre ahogado en sus cuitas
de la condición de ser humano que transita
por la felicidad de algunos/ustedes en otoño.

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