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jueves, 17 de diciembre de 2009

La Vida Ausente

La vida estaba en otra parte,
de esa forma en que ciertas mujeres no están para nosotros,
de esa idéntica forma en que nos negamos a estar
para ciertas mujeres.

La vida en ocasiones dejaba adivinarse,
acertaba a sugerirse en su esplendor,
nos concedía un poco de esa vida que todos merecemos,
donde los días bastan a nuestra ambición
y somos casi justos, animosos,
incapaces del llanto o la derrota,
donde tanto gustamos de la vida que la vida nos da
que creemos colmado el breve afán de gloria
a que todos, sin duda, tenemos derecho.
Eso dejaba adivinar la vida en ocasiones,
pero es tan rara la verdadera vida, y tan efímera,
que su misma importancia nada importa,
pues nos deja sabor de incumplimiento,
nos fuerza a desear la vida verdadera.

Quizá nunca entendimos el libro de la vida,
o, entendiéndolo, nos negamos a admitir su desenlace:
que el ocultamiento y la indisposición sean su esencia.
un enigmático no acudir a las citas.
un íntimo estar siempre en otra parte.
Porque la vida estuvo siempre en otra parte.

1 comentario:

  1. No estoy de acuerdo en el sentir. Pero me encanta el poema, ya sabes, Carlos Marzal.

    Besoslindo.

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