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viernes, 6 de noviembre de 2009

Carta


Amor mío:

el tiempo turbulento pasó por mi corazón
igual que, durante una tormenta, un río pasa bajo un puente:
rumoroso, incesante, lleva lejos
hojas y peces muertos,
fragmentos desteñidos del paisaje,
agonizantes restos de la vida.

Ahora,
todo ya aguas abajo
-luz distinta y silencio-,
quedan sólo los ecos de aquel fragor distante,
un aroma impreciso a cortezas podridas,
y tu imagen entera, inconmovible,
tercamente aferrada
-como la rama grande
que el viento desgajó de un viejo tronco a
la borrosa orilla de mi vida.

Poema de Ángel González

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