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lunes, 29 de junio de 2009

Hasta hoy

Y no tengo nada mejor
que mirar desde la ventana
la existencia en manecillas
que pueblan trenes interiores.
Con la esperanza de un lugar común,
no he conocido más que las horas
dibujando desnudos en el tiempo.

Mejor hubiera sido no haber vuelto.
Por lo menos la ciudad tenía como el día
un sentido efímero. Mujeres, calles
y desarropados puentes
crecían a la par que la helada
de los muros. Y desde las ventanas
podíamos atrapar la carne del aire.
Con vocación de jóvenes ojos
a la intemperie, fuimos pájaros
o relojes con el ala partida en el suelo.
Amándonos despacio.


De: Cavando la tierra con tus sueños
Poeta nacido en Zarautz, 1962 País Vasco/España.

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