lo invisible serás,
cuando ya no existe;
pero a mis ojos eres una joya,
el tesoro que yace en las arenas
de vivir en el tiempo,
y que ha resucitado con mis ojos.
Mirar es un quehacer de arqueología,
la tarea de amor para el presente.
En tí lo más común es sustantivo.
Lo más trivial en ti te hace ser única.
Todo mi alrededor urde su magia.
En mi aledaño, todo se aproxima,
porque no miro el oro:
transfiguro en otro todo aquello que ahora miro.
No veo aquí una rueda:
es movimiento.
No toco aquí una máquina:
es la carne.
Esta pieza que engrana mueve el mundo,
y el eje de cristal que la divide
le da la solidez que nos sostiene.
No hay nada tan sutil en que concluyas
como el honor de estar entre las cosas.
Alhajas del azar,
aquí en su cúspide:
en la pura pirámide del día.
Poema de Carlos Marzal
Libro "Ánima mía"
mi joya.
ResponderEliminar