Cuando están nuestras almas frente a frente,
mudas, erguidas, fuertes, ya muy próximas,
y sus alas se encienden al tocarse,
żqué podemos temer en este mundo,
qué anhelos no podrán satisfacerse?
Piensa que si ascendemos a la altura
acudirán los ángeles queriendo
romper con su voz áurea y perfecta
nuestro amado silencio. No, es mejor,
amor mío, quedarnos en la tierra,
donde el afán absurdo de los hombres
a las almas más puras les concede
un lugar donde amarse en esta vida,
cercado por la muerte y las tinieblas.
Poeta Inglesa del siglo 19.
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