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martes, 10 de julio de 2007

Poema 11

Te me mueres de casta y de sencilla:
estoy convicto, amor, estoy confeso
de que, raptor intrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla.

Yo te libé la flor de la mejilla,
y desde aquella gloria, aquel suceso,
tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y amarilla.

El fantasma del beso delincuente
el pómulo te tiene perseguido,
cada vez más patente, negro y grande.

Y sin dormir estás, celosamente,
vigilando mi boca ¡con qué cuido!
para que no se vicie y se desmande.



Miguel Hernandez, Poeta, campesino, padre, esposo, hombre, humanidad en su mas preciado significado. Miguel Hernandez desdibujada su poesía en medio de luchas políticas, pero al final , al final solo queda la palabra, la palabra del hombre que no se cansaba de descubrir y de aprender todo lo que sus nuevos amigos le enseñaban, la palabra del hombre que busco enseñar a los demás lo que el sabía. Miguel Hernandez como hombre que ama, con sus miedos, sus temores, pero plenamente. Me ha costado sacarle de la urna en la que guardo su poesía, pero aquí está al fin.

1 comentario:

Tus palabras son bien recibidas, ¡gracias!