Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
Poema de Jaime Sabines
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viernes, 26 de marzo de 2010
miércoles, 24 de marzo de 2010
Señora tristeza
Señora tristeza,
tu que te cuelas por las rendijas
de la cancela que parece abrirse al nuevo día,
malas noticias.
Señora tristeza
la vida continua y aquí seguimos
quizás con una sonrisa con cierto deje a guadaña
quizás sin el acento festivo propio de los abriles
quizás preso de laboro y responsabilidades
pero aquí seguimos.
Vivos. Listos. Con la boca fresca de los besos que no faltan.
de los besos húmedos de los amantes
de los besos prohibidos por las jerarquías.
Aquí seguimos señora tristeza
transformando las lagrimas que provoca en el semen de los ahorcados
convirtiendo muecas de dolor en orgasmos interminables
mezclando pieles que palidecen en el invierno.
Malas noticias señora tristeza
Seguimos viviendonos.
martes, 23 de marzo de 2010
Palabras de la griega
No me guardes en tu imaginación.
No me pienses.
Tus ojos están llenos de espléndida ponzoña.
No me mires.
Que mi saliva te inunde la garganta.
No me asfixies.
Deja de agusanar mi mente confundida.
No me pudras.
Guarda mis incisivos en una caja de plata
pero no te arrodilles ante sus resplandores.
No me reces.
Que mis ropajes no sirvan de velamen
a los navíos sin patria.
No me rasgues.
Que mis coágulos no vivan en tus uñas
ni en los nudillos que derriban templos.
No me maldigas.
En la herida la sal halle su suerte.
Poema de Francisco Hernández
No me pienses.
Tus ojos están llenos de espléndida ponzoña.
No me mires.
Que mi saliva te inunde la garganta.
No me asfixies.
Deja de agusanar mi mente confundida.
No me pudras.
Guarda mis incisivos en una caja de plata
pero no te arrodilles ante sus resplandores.
No me reces.
Que mis ropajes no sirvan de velamen
a los navíos sin patria.
No me rasgues.
Que mis coágulos no vivan en tus uñas
ni en los nudillos que derriban templos.
No me maldigas.
En la herida la sal halle su suerte.
Poema de Francisco Hernández
domingo, 21 de marzo de 2010
A veces, un cuerpo puede modificar un nombre
A veces, las palabras se posan sobre las cosas
como una mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos
Sin embargo, cuando pienso en tu nombre, eres
tú quien le da a la palabra color, aroma, vida.
¿Qué sería tu nombre sin ti?
Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.
Poema de Angel González
como una mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos
Sin embargo, cuando pienso en tu nombre, eres
tú quien le da a la palabra color, aroma, vida.
¿Qué sería tu nombre sin ti?
Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.
Poema de Angel González
viernes, 12 de marzo de 2010
Montero Inedito
Si tuviera que hablar de mi poeta podría pulular entre muchos, desde Machado a Benjamín Prado, De Quevedo a Ana Rosetti, De Vicente Alexandre a Ángel Gonzalez. Pero si hay un autor en el que su poesía es parte de mi, me emociona, me inspira, me provoca, me reconforta en Luis García Montero. La lucidez de su pensamiento, sin demasiados recovecos sin estar exenta de profundidad, la poesía que vive en cada palabra me llega como casi ninguna otra. En su blog recopila sus artículos, nos cuenta parte de sus actividades literarias y de vez en cuando nos regala poesía.
Hoy os traigo el regalo que dejo el pasado día 10 de Enero para celebrar el inicio del año.
Magistral como casi siempre.
y hace falta ser lluvia,
caer en los tejados y en las calles,
caer hasta que el aire ponga
ojos de cocodrilo
mientras muerde la tierra igual que una manzana,
caer sobre la tinta del periódico
y caer sobre ti
que no llevas paraguas,
que te llamas María y Almudena,
que piensas como abril
en hojas limpias bajo el sol de mayo.
A veces una piel
pudiera ser la única razón del optimismo.
Hoy os traigo el regalo que dejo el pasado día 10 de Enero para celebrar el inicio del año.
Magistral como casi siempre.
A veces una piel es la única razón del optimismo
Debería llovery hace falta ser lluvia,
caer en los tejados y en las calles,
caer hasta que el aire ponga
ojos de cocodrilo
mientras muerde la tierra igual que una manzana,
caer sobre la tinta del periódico
y caer sobre ti
que no llevas paraguas,
que te llamas María y Almudena,
que piensas como abril
en hojas limpias bajo el sol de mayo.
A veces una piel
pudiera ser la única razón del optimismo.
domingo, 7 de marzo de 2010
Señales de Tierra
Deja todo lo que tengas:
La tarde que te abruma
el solsticio de invierno en tu memoria
la falsa plenitud de estar ausente
la luna que se esconde entre tus venas.
Que nadie te distraiga de lo que no ves,
porque lo verás todo.
Y todo lo habrás olvidado.
Sigue tus pasos
Ellos te guiarán hasta el tiempo que habitas.
Una luciérnaga como un aro de agua y luz escanciará tu camino.
Sigue la voz que no te habla.
Sigue la piedra que se aleja y no te apartes de sus huellas.
Síguela hasta entrar en un bosque irremediable,
que escapa desde siempre.
Y regresa a ti.
La tarde que te abruma
el solsticio de invierno en tu memoria
la falsa plenitud de estar ausente
la luna que se esconde entre tus venas.
Que nadie te distraiga de lo que no ves,
porque lo verás todo.
Y todo lo habrás olvidado.
Sigue tus pasos
Ellos te guiarán hasta el tiempo que habitas.
Una luciérnaga como un aro de agua y luz escanciará tu camino.
Sigue la voz que no te habla.
Sigue la piedra que se aleja y no te apartes de sus huellas.
Síguela hasta entrar en un bosque irremediable,
que escapa desde siempre.
Y regresa a ti.
De “La belleza no es un lugar”
Juan Carlos de la Fuente Umetsu
viernes, 5 de marzo de 2010
Imaginar los sitios ...
Imaginar los sitios posibles donde estabas,
verte llegar sin noche a La Tertulia,
reconocer tu voz apresurada
al contar una anécdota
o preguntar por mí,
saber que nos mirábamos antes de conocernos,
son capítulos largos de mi vida.
Supongo que también te dejarán a ti
este mismo vacío,
esta impaciencia por estar sin nadie
mientras se nos olvida
todo el calor que duele de olvidado.
El naufragio es un don afín al hombre.
Después de que sucede
suelen tener las huellas
esa incomodidad que tienen las mentiras,
el recuerdo es un dogma,
la soledad el pecho que tú me acariciaste.
Pero cambiando de conversación
el tiempo -buen amigo
que deforma el pasado como el amor a un cuerpo-
hará que cada día no parezca un disparo,
que volvamos a vernos una tarde cualquiera,
en un rincón del año y sin sentir
demasiada impotencia.
Será seguramente
como volver a estar,
como vivir de nuevo en una edad difícil
o emborracharnos juntos
para pasar a solas la resaca.
Igual que quemaduras debajo de los dedos,
en un segundo plano
seguiremos presentes y esperando
ese momento exacto del náufrago en la orilla,
cuando al salir del mar
me escribas en la arena:
«Sé que el amor existe,
pero no sé dónde lo aprendí».
Poema de Luis García Montero